En la parte
anterior de esta nota nos enfocamos en los conceptos a transmitir en los
primeros años de vida de nuestros hijos, aproximadamente de 3 a 5 años.
Continuamos aquí con los conceptos a transmitir en la infancia, etapa que abarca aproximadamente desde los 6 a los 10
años.
Si bien los temas incrementan su complejidad a medida que nuestros hijos crecen,
es importante notar que en cada etapa los temas se SUMAN y no reemplazan. Los
temas anteriores SIEMPRE deben repetirse y recordarse, ya que es la única
manera que se incorporen como hábitos.
5. Hay que cuidar el dinero. El dinero no
es infinito. No podemos comprar todo lo que queremos porque rápidamente
gastaríamos todo el dinero que tenemos, y que necesitamos para otras cosas,
como casa, comida, transporte, calefacción, etc. Por lo tanto, hay que elegir
cómo usar el dinero que tengamos, usando una parte para los gastos de vivir, otra
parte para darse algunos gustos, y otra parte para guardar.
Una buena
manera de mostrar esto a los chicos es preparar un gráfico circular, dividido
en porciones (tipo pizza) de distinto tamaño. El tamaño del círculo puede
mostrar la cantidad de dinero a gastar y cada porción un ítem (comida, alquiler
u otros costos del inmueble donde vivimos, transporte, ropa, educación, gastos
opcionales, etc.) en que estamos aplicando nuestros fondos.
También
podemos incorporar actividades para enseñar esto de manera más práctica. Por
ejemplo, (i) incluir a nuestros hijos en algunas decisiones de compra,
preguntando en voz alta si uno necesita un determinado ítem, por qué ese
producto y no otro de otra marca, si puede conseguirlo de otra manera (p.e.
pedirlo prestado), si hay un producto alternativo, si costaría menos comprarlo
en otro lado, si hay algo que necesitemos más que eso, etc.; (ii) cuando
salimos al supermercado, asignarles una pequeña cantidad de dinero para ciertos
ítems (pastas, galletitas, postres) y dejarlos elegir cuales comprar; (iii) hacerles
comparar el costo de alternativas, por ejemplo: una comida en casa versus salir
a comer afuera; (iv) hacerles calcular el valor de determinados gustos que
quieran darse en unidades de algún ítem que consuman periódicamente (por
ejemplo, el precio de un juguete medido en cantidad de postrecitos de
chocolate).
6. De dónde viene el dinero. El dinero no
crece en los árboles. Hay que aplicar mucho esfuerzo (físico y mental) para
obtenerlo. Kiyosaki hizo un buen esquema de las fuentes de generación de dinero
en un gráfico al que llama el cuadrante del flujo de dinero:
Este gráfico
diferencia las fuentes de generación de dinero según provengan de invertir
tiempo (como empleado o auto-empleado) o dinero (como dueño de empresa o
inversor). Mientras el empleado y auto-empleado (lado izquierdo) trabajan por dinero, los empresarios e
inversores (lado derecho) hacen trabajar
al dinero para ellos, lo que les da posibilidad de tener más y mejor tiempo
libre, un bien cada vez más precioso en esta época donde la gente está más
ocupada que nunca antes.
Cada cuadrante
requiere diferente mentalidad, aptitudes y educación, razón por la cual es tan
difícil dar el paso de uno a otro. Así:
- Quien tiene preferencia por ser empleado invierte su tiempo trabajando para un cliente interno (jefe) a cambio de una cantidad relativamente fija y constante de dinero, con la ilusión de seguridad y continuidad en el tiempo. Su mejor expectativa es obtener algo de dinero y una ilusión de seguridad.
- El auto-empleado, usualmente un profesional o técnico independiente, muy perfeccionista en calidad de su trabajo, organiza una pequeña empresa alrededor de su persona, invirtiendo su tiempo trabajando para clientes externos. Su mejor expectativa es obtener algo más de dinero, pero con el problema que cuanto más éxito tiene, más tiempo trabaja.
- El dueño de empresa (empresario o emprendedor) invierte capital y organiza el trabajo de otros. También puede invertir su tiempo en la empresa, pero la diferencia con el auto-empleado es que el dueño puede delegar el trabajo para que la empresa funcione aunque el dueño esté ausente un tiempo. Su mejor expectativa es obtener algo más de dinero y algo de tiempo libre.
- El inversor utiliza dinero y conocimientos para detectar oportunidades de adquirir todo o parte de un activo o una empresa organizada por otras personas, controlando siempre el momento de entrar y de salir de la inversión. Su mejor expectativa es obtener una gran cantidad de dinero, mucho tiempo libre y algo más de seguridad [1].
La escuela no
enseñará nada de esto a sus hijos, y seguramente Ud. tampoco podrá enseñarles
las habilidades necesarias para desarrollarse bien en los cuatro cuadrantes. Pero
eso no es necesario. Basta con enseñarles que existen alternativas para obtener
ingresos además de trabajar como empleado, de modo que ellos mismos puedan elegir
y enfocar en qué área desarrollarse. Es importante que esta información les
llegue a una edad temprana, cuando estén definiendo sus intereses y comiencen a
imaginar su futuro, primer paso para su construcción.
¿Cómo hacerles
llegar esta información? Algunas sugerencias son: (i) hágalos pensar. Pregúnteles
qué querrán hacer cuando tengan una familia. Esto puede generar una
conversación sobre si desarrollarán algún oficio o carrera, pero no enfoque la
conversación sólo en si/qué estudiarán en la universidad, hágalos pensar en
cómo quieren desarrollar los siguientes 40 años; converse estos temas con ellos
cuando surja la oportunidad, pero no fuerce una conversación, ya vendrán ellos
a conversar cuando estén preparados; (ii) cuando tenga oportunidad, pídale a sus
conocidos que les expliquen qué hacen y cómo desarrollan su actividad; (iii)
juegue con ellos juegos de mesa relacionados con temas económicos, en lo
personal, uno que me parece particularmente instructivo es Ser Rico.
7. A dónde va el dinero. Así como el dinero
tiene cuatro fuentes, también puede considerarse que tiene cuatro posibles destinos:
comprar cosas para consumir o usar (gasto), guardarlo (ahorro), ponerlo a
trabajar (inversión) o compartirlo (donación).
Si
bien nos referiremos al consumo con más detalle en el punto siguiente, es
importante aquí recordar que el gasto puede hacerse (i) en bienes de consumo,
sea que se consuman al primer uso (comida, salidas) o en varios usos (ropa, un
televisor), o (ii) en bienes de uso, aquellos que puede utilizarse reiteradas
veces y al final aún tienen algún valor de reventa (automóvil, inmueble en zona
de vacaciones).
Aunque en
situaciones de alta inflación puede ser una buena idea adquirir bienes de uso o
adelantar la compra de bienes de consumo para protegerse contra la devaluación
de la moneda, es importante no confundir la compra de un bien de uso o el
almacenamiento de bienes de consumo con verdadera inversión (que implica
colocar un capital a trabajar, preservando su poder adquisitivo y haciéndolo
crecer, de modo que después tengamos más de lo que invertimos). La reventa de
bienes de uso o consumo rara vez nos permitirá recuperar el monto gastado
inicialmente.
¿Cómo crear
conciencia sobre este punto? Algunas sugerencias son: (i) ayude a su hijo a
preparar tres recipientes a modo de alcancía, cada uno de ellos con una
etiqueta indicando “para gastar”, “para ahorrar” y “para compartir” [2];
(ii) sugiérale a su hijo que siempre reserve algo de dinero en “ahorro” para comprar
algo que le guste cuando haya juntado suficiente.
8. Sea un consumidor inteligente. Existe un
gran riesgo que su hijo se deje tentar y gaste la mayor parte de su dinero en
tonterías (Vamos! le pasa a Ud. también). Hay mucha gente trabajando muy seriamente
para separarlo de su dinero, por lo que es muy importante que ayudemos a
nuestros hijos a desarrollar adecuados hábitos de consumo. Si logran incorporar
conductas adecuadas, podrán reducir sus gastos usuales y liberar fondos para
otros usos y objetivos.
Como todos los
hábitos, las conductas de consumo se adquieren por copia y repetición, por lo
que es importante comenzar a enseñarlas lo más temprano posible. Creemos que las
reglas básicas pueden resumirse en dos conceptos: (i) no compre nada que no necesite,
y (ii) pague lo menos posible por aquello que necesite.
Estos dos
conceptos pueden ampliarse en una serie de consejos prácticos. A nosotros nos
ha parecido importante enfocarnos en los siguientes (Ud. podrá elegir otras),
intentando reflejarlas en una frase corta con más chances de ser recordada
cuando la emoción/tentación esté a punto de rebasar nuestras defensas:
- Haga listas de compras. Haga una lista para las compras periódicas y no se aparte de ella. Mejor si las compras las pauta en forma semanal, porque reducirá la cantidad de veces que se exponga a tentaciones. En la medida de sus consumos, busque descuentos por volumen. Haga un plan anual para aprovechar compras de fin y fuera de temporada para compras anuales (útiles escolares, regalos de navidad y cumpleaños). También haga una lista para sus gustos, si los incluye en un plan podrá disminuir la tentación y será más fácil tolerar la espera.
- Todo lo que no necesita es caro. Evite compras impulsivas (“ya que estamos, llevo esto también”). Evite salir de compras cuando esté triste, enojado o aburrido. Identifique e ignore la publicidad (es mucho más que hacer zapping durante la tanda publicitaria). No ceda al argumento que “tenemos que comprar tal cosa porque Fulanito ya la tiene”; las decisiones de compra de compañeros, familiares o conocidos no son un argumento válido. Cuando sus hijos usen ese argumento, acepte las diferencias y responda “nosotros somos distintos”.
- Quien gasta en chico, no puede gastar en grande. Haga una lista de compras a muy largo plazo, y revísela periódicamente. Eso lo ayudará a mantener el largo plazo en mente, y no gastar hoy de más en cosas pequeñas que realmente no necesita.
- Compare precios. Busque descuentos y promociones. No compre lo que puede conseguir gratis (llamadas por Skype) o intercambiándolas con sus amigos (libros, películas, juegos). Haga sus compras en al menos dos supermercados distintos, para ayudarse a comparar.
- Negocie. No pague el primer precio que le pidan. Recuerde que Ud. no obtiene lo que paga sino lo que pide. A veces puede pedir una reducción de precio, otras veces puede pedir cosas adicionales al mismo precio.
- Lo barato sale caro. Esto no significa que deba preferir primeras marcas, en muchas oportunidades las segundas marcas o las marcas blancas ofrecen las mismas prestaciones. Es importante enfocarse en la relación calidad vs. precio total, incluyendo no solo el precio de compra, sino también de utilización (p.e. en la compra de una impresora, incluir costo de los cartuchos y cantidad de páginas por cartucho). No sea tacaño con el mantenimiento, ya que extenderá la vida útil de los bienes y le evitará la necesidad de compras de reemplazo.
- No compre a crédito, o parte de su ingreso irá a pagar intereses a quien lo financió, reduciendo el dinero disponible para otros destinos. No compre más de lo que puede pagar. Es preferible esperar, aunque esto cause una pasajera incomodidad. Comprar a crédito (préstamos personales, compras en cuotas, tarjeta de crédito, etc.) generalmente es mucho más caro que comprar al contado ([3]). Volveremos sobre esto más adelante.
¿Cómo enseñar
este punto a nuestros hijos? Algunas sugerencias incluyen: (i) pídale ayuda con
la lista de compras semanal, incluyendo algún gusto para su hijo, y llévelo de
compras al supermercado con Ud. cuidando atenerse estrictamente a la lista;
(ii) utilice cupones y tarjetas de descuento y muéstrele a su hijo cuánto
impacta en la compra; (iii) cuando lo acompañe al supermercado, pídale que
compare precios de un producto bajo distintas marcas; (iv) pídale ayuda para
comparar precios de algún ítem cuya compra no sea urgente (p.e. un determinado
juguete, un electrodoméstico, etc.) consultando varios comercios físicos y en
internet; (v) considere permitirle quedarse con parte del ahorro si ayuda a
encontrar mejores precios; (vi) incorpore a sus conversaciones sobre compras
algunas frases cortas fáciles de recordar.
En la próxima
parte de esta nota nos referiremos a conceptos a introducir en las etapas
siguientes de la vida de nuestros hijos, la pubertad (11 a 13 años),
adolescencia (15 a 18 años) y juventud (más de 18 años).
* * *
[1] - Un empleado tiene una ilusión de
seguridad, ya que tiene la posibilidad de perder su trabajo por una gran
cantidad de circunstancias fuera de su control. Aunque el escenario de
cero-riesgo no existe, hay más seguridad del lado derecho del cuadrante, donde
los ingresos provienen del capital más que del trabajo.
[2] - No hay un cuarto recipiente para “inversión”,
ya que ese dinero habrá salido de “ahorro” y estará trabajando en otro lado.
[3] - La excepción a este principio puede
ocurrir en entornos de alta inflación y devaluación de la moneda, cuando se
compra en cuotas SIN interés en moneda blanda (por ejemplo, 12 cuotas sin
interés en pesos), con dos precauciones: (i) averigüe cuánto es el descuento
por pago contado, ya que puede ser más conveniente, y (ii) averigüe cuál es el
costo financiero total, ya que lo que no le cobran en interés pueden cobrarlo
como gasto de administración, seguro de vida o conceptos similares.
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