En línea con esta conmemoración, en la escuela de nuestros hijos pidieron que cada alumno converse el tema con sus padres y lleve una presentación para entregar en clase. A nadie escapa que el tema es controvertido. ¿Qué contarles? ¿La historia oficial que los mantendrá fuera de problemas? ¿O utilizar la conversación como otra oportunidad para enseñarles a pensar?
1. Nuestra primera reacción fue seguir el actual relato oficial, para preservarlos y evitarles posibles problemas. Pero a poco de reflexionar nos dimos cuenta que no sería correcto.
Analizar la historia reciente siempre es complicado, sea que se trate de hechos vinculados con la política nacional o con la última pelea familiar, discusión en el trabajo, resultado deportivo, o cualquier otro ámbito donde puedan emerger emociones o intereses. Es que los partícipes aún están vivos, pueden tener ideas y objetivos contradictorios, y fuertes emociones o intereses que pueden generar problemas a quien tome una postura distinta. Entonces ¿es mejor tomar una postura cómoda y tomar partido por un bando? ¿O tratar de entender los hechos y aprender de ellos?
Conocer y aprender del pasado es una forma de no repetir errores. Esto aplica tanto a la historia de un país como a la experiencia personal en la escuela, trabajo, familia, vida. Creerse todo o no creerse nada es fácil, ya que no requiere pensar. Pero tampoco permite aprender. Pensar requiere esfuerzo: investigar y analizar los hechos para entender qué pasó y por qué, evaluar esos hechos a la luz de nuestros principios para llegar a una conclusión, escuchar y analizar opiniones diferentes, y tener la valentía moral para sostener nuestra conclusión. O revisarla cuando los hechos demuestren que estábamos equivocados.
Nuestros hijos a menudo se encontrarán con esta disyuntiva ¿Aceptar lo que sostiene el grupo, o seguir sus propias ideas? Cuando su grupo tome una postura que ellos creen errada ¿lo acompañarán solo para reforzar su pertenencia? ¿O se plantarán y dirán que no están de acuerdo?
Y esto va más allá de posiciones históricas o políticas. También tendrán que tomar decisiones de este tipo respecto a una cantidad de experiencias peligrosas, donde alguien del grupo proponga una picardía (probá esto que no hace nada, llévate eso sin pagar total nadie se da cuenta, pasá en rojo que llegamos tarde, etc.) que puede arruinarles la vida si la aceptan sin pensar o no tienen valentía para oponerse.
2. Estas reflexiones nos llevaron a trabajar con nuestros hijos para intentar entender qué pasó, consultando varias fuentes y preparando una breve presentación.
La historia oficial según el gobierno actual sostiene que un día los militares se levantaron de mal humor, decidieron tomar el gobierno y comenzaron a secuestrar, torturar y matar civiles, entre los que había jóvenes idealistas que luchaban por un mundo mejor.
Quien revise los hechos históricos notará algunas inconsistencias en esta historia:
· Argentina
tuvo varios golpes de estado seguidos por gobiernos militares. Así ocurrió en 1930,
1943, 1955, 1962, 1966 y 1976 [i].
Este último golpe de estado no fue muy distinto de lo que ocurrió en años
anteriores.
· En la década
de los ‘70s había guerrillas pro-comunistas y gobiernos militares en la mayoría
de los países de Sudamérica ([ii]).
Ello no ocurrió por una coincidencia histórica, sino que se enmarcó en la
guerra fría entre Estados Unidos y la Unión Soviética. La Unión Soviética
intentaba desestabilizar y tomar el poder a través de acciones guerrilleras
(como Fidel Castro en Cuba) y Estados Unidos respondía respaldando a quién pudiera
asegurar un gobierno fuerte que pudiera garantizar ciertos derechos políticos y económicos.
· Las acciones
guerrilleras comenzaron mucho antes de 1976 y se salieron de control mucho antes del
gobierno militar. De 21.642 acciones guerrilleras ocurridas en 10 años, la mitad
ocurrieron antes de 1976.
· Las acciones
guerrilleras ocurridas durante el anterior gobierno militar (1966-1973) fueron
combatidas mediante acciones policiales,
deteniendo, juzgando y encarcelando guerrilleros. Al regreso del gobierno
democrático, se liberaron guerrilleros, que asesinaron algunos jueces de la
Cámara Penal Federal que los habían condenado. ¿Quién podría luego en 1976 querer
tomar el cargo de juez?
· En 1975 el gobierno
democrático (1973-1976) ordenó al Ejército terminar con la subversión. En 1976
el país vivía una virtual guerra civil y los políticos no tenían posibilidad
alguna de imponer el orden y la paz. La única institución con fuerza suficiente
para ello eran las Fuerzas Armadas.
Investigar y conversar estos temas en familia, nos llevó a elaborar la presentación que puede verse aquí:
Concluido el gobierno militar, con el regreso de la democracia se juzgaron a los principales responsables de ambos bandos. Luego de algunos incidentes, hacia principios de la década de los ‘90s el país había dejado atrás este capítulo de su historia y miraba nuevamente al futuro.
El gobierno actual reabrió la discusión con un criterio revanchista, reabriendo heridas que la sociedad ya daba por cerradas, y creó un clima de enfrentamiento que poco hace por el progreso del país. Esperemos que en el próximo gobierno restablezca el equilibrio y nos permita crecer juntos como país, recordando la importancia de la inolvidable estrofa del Regreso de Martín Fierro:
Los hermanos sean unidos,
porque esa es la ley primera.
Tengan unión verdadera
en cualquier tiempo que sea,
porque si entre ellos pelean
los devoran los de ajuera.
***
[i] - En 1930, Yrigoyen fue destituido por
Uriburu; en 1943, Castillo por Rawson; en 1955, Perón por Lonardi; en 1962,
Frondizi fue destituido por un golpe militar pero reemplazado por otro civil a
cargo de Guido; en 1966, Illia por Onganía; y en 1976, Martínez de Perón por
Videla.
[ii] - Brasil (Geisel), Chile (Pinochet), Uruguay
(Bordaberry), Paraguay (Stroessner), Bolivia (Banzer), Perú (Velasco), Ecuador
(Poveda).
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