viernes, 9 de agosto de 2013

Calidad en la educación

En la última década, Argentina incrementó su inversión en educación hasta llegar casi al 6% del producto bruto interno. Ello la sitúa como el país de Latinoamérica con mayor inversión educativa. Sin embargo, esta inversión no ha resultado en mayor calidad de la educación. Según los exámenes del Programa para la Evaluación Internacional de los Estudiantes (PISA), enfocado en estudiantes de 15 años, Argentina obtuvo el 35° lugar de 43 participantes (año 2000), 51° de 57 (año 2006) y 58° de 65 (año 2009). Otras evaluaciones internacionales muestran resultados similares. ¿Qué está pasando?

La explicación de los sindicatos docentes es simple: los salarios son muy bajos y ello afecta seriamente la motivación y rendimiento de los docentes. ¿Es así? Un estudio conducido por Wage Indicator para evaluar el poder adquisitivo de los docentes de ocho países concluyó que “Argentina es el que peor remunera a sus docentes en términos de poder adquisitivo”. En comparación con un maestro argentino, un docente de categoría similar en Brasil tiene un poder adquisitivo 36% superior, en Sudáfrica 55% superior, y en países europeos o Estados Unidos 374% superior (1). En otras palabras, los docentes argentinos tienen razón en sus reclamos salariales. Pero si obtuvieran los incrementos que solicitan ¿mejoraría la calidad de la educación? Creo que no. Incrementar los salarios puede ser necesario, pero no será suficiente. En mi experiencia, un trabajador no mejora la calidad de su trabajo porque le aumenten el salario.

Entonces, ¿cuál es la causa de la falta de calidad? O lo que es lo mismo ¿dónde enfocarse para mejorar la calidad? Creo que aquí hay tres cuestiones básicas de gerenciamiento que están fallando. La calidad es una relación entre el resultado esperado y el resultado obtenido, generado -entre otros elementos- por los procesos empleados para su obtención.

1.       El primer problema es la fijación de objetivos: el resultado esperado, u objetivos de la educación, no está claro. ¿Qué espera la sociedad de la educación? ¿Qué los alumnos aprueben exámenes internacionales? ¿Qué las escuelas generen emprendedores que creen empresas? ¿Qué los alumnos obtengan trabajos bien remunerados? ¿Qué los niños y adolescentes estén contenidos y entretenidos? ¿Qué las escuelas provean servicios de alimentación y asistencia a la salud?

La definición de objetivos tiene que ser realista (p.e. trabajos bien remunerados difícilmente se obtendrán sólo completando el ciclo secundario) y su número no debe ser excesivo. Cualquier organización con múltiples objetivos tiene que priorizarlos y distribuir recursos escasos, con lo que ningún objetivo obtendrá su máximo potencial. Errores en la definición o exceso en el número de objetivos generará un desperdicio de recursos materiales y humanos.

En mi criterio, el sistema educativo debe enfocarse en (i) impartir conocimientos útiles, tanto en contenido (variado pero no enciclopédico) como en procedimiento (enseñar a buscar, identificar, analizar, y sacar conclusiones de información siempre cambiante), y (ii) enseñar a seguir reglas dentro de una organización (cumplir horarios, respetar jerarquías, cumplir con las tareas,  distribuir tareas dentro de equipos, etc.) tal que después permita a los educandos insertarse en el mundo laboral.

Cualquier objetivo adicional no debe ser parte del sistema educativo porque divide y perjudica esfuerzos. No digo con esto que el Estado no deba atender a otros objetivos (p.e. contención, asistencia, etc.), pero ello debe hacerse con otros medios e instituciones (p.e. incrementando el rol de los clubes deportivos, otorgando subsidios directos para atender las carencias que deba asistir, etc.)

2.       El segundo problema son los procesos empleados para intentar obtener el resultado esperado. Hoy la educación está organizada en grupos de alumnos de franjas etarias similares, con asistencia obligatoria y un programa de contenidos mínimos determinados por el Estado, con un docente a cargo de cada curso (primaria) o materia (secundaria), que generalmente imparten clases de forma artesanal (variando de docente a docente, e incluso en el mismo docente en diferentes cursos), generalmente enfocada en aquellos alumnos más atrasados (con lo que nivelan el grupo hacia abajo) y con poco o ningún uso de medios audiovisuales o informáticos. Los docentes no comparten con alumnos y padres el calendario de clases, ni lo cumplen (en muchos grados y materias no se completa el programa de contenidos mínimos). De allí resulta que la calidad de cada curso o materia depende esencialmente de la calidad humana y profesional de cada docente y sus circunstancias personales, y no de la institución o programa de estudios, con la altísima variabilidad en la calidad que ello implica.

No digo que haya que cambiar todos estos elementos al mismo tiempo, pero –siguiendo una frase atribuida a Einstein– es una locura continuar haciendo lo mismo y pretender resultados diferentes. Creo que debemos propugnar por cambios en los procesos, adaptados a lo que corresponda a cada período de aprendizaje. Tales cambios podrían incluir, entre otros:

·         Un incremento exponencial en el uso de recursos informáticos y audiovisuales. Por ejemplo: un buen audiovisual sobre un tema determinado asegura mayor atención de los alumnos, menor tiempo necesario para impartir el tema, posibilidad de reiterarlo a quien lo necesite o esté ausente, y libera al docente para brindar explicaciones adicionales a quien lo necesite, responder preguntas, y organizar trabajos prácticos que aseguren la fijación de contenidos o expandan la investigación.  Vale notar que esta es la tendencia mundial prevista para la próxima década (2) y que los docentes que ya lo entendieron están ganando fortunas con la producción y distribución de contenidos (3).

·         Trasladar parte de la incorporación de conocimiento fuera del aula. Dar lecturas previas para luego debatir temas en el aula; informar al inicio del curso sobre el programa de estudios, cronograma de clases necesario para cumplirlo, el material de estudios y las fechas de exámenes, de modo que los usuarios puedan planear adecuadamente su trabajo y no sólo reaccionar a sorpresas de algunos docentes.

·         Diversificar los métodos de evaluación. No sólo examen escrito o lección oral enfocados en constatar memoria, sino también monografías, presentaciones, exámenes con preguntas adelantadas (4), etc.

Incluso, no estaría mal establecer un sistema de evaluación uniforme de ciertos temas a nivel de jurisdicción nacional o provincial en una suerte de “examen PISA local” a los 10 y 15 años. La logística para tal examen no debiera ser una gran complicación, considerando que hasta no hace muchos años se tomaban exámenes nacionales para la asignación de vacantes en el ingreso al colegio secundario.

·         Evaluar a los docentes. Como todo servicio, el prestador debe estar atento a los reclamos de los usuarios (alumnos y padres), y una manera muy efectiva de hacerlo es mediante evaluaciones de los docentes por los propios usuarios. 

Incluso, creo que en algunos casos sería conveniente separar entre el docente a cargo del dictado de clases y el docente a cargo de la evaluación de la materia, de modo que el promedio de las notas de los exámenes también sirva para evaluar a los docentes (una materia donde reprueban la mayoría de los alumnos puede indicar que el docente no supo dictar las clases, más que falta de atención o esfuerzo por parte de los alumnos).

·         Crear alternativas que permitan la educación fuera del ámbito escolar (homeschooling) para que sean aprovechadas por las familias que pretendan un rol más activo y personalizado en la educación de sus hijos.

3.       El tercer problema es la medición del resultado obtenido, y su comparación con el resultado esperado. Y si bien las evaluaciones existen, los resultados que serían útiles para los usuarios: cuáles son los mejores colegios y por qué… ¡son confidenciales!

Tal el caso de los resultados del Operativo Nacional de Evaluación (5) o la evaluación efectuada por el Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires (6). Cuando intenté obtener el ranking de las mejores escuelas primeras y secundarias, los funcionarios me negaron la información sosteniendo que la difusión de tales resultados no estaba permitida debido al secreto estadístico, a lo que se sumó una velada referencia a que los sindicatos docentes se oponían a su difusión por temor a las presiones que pudieran surgir de tales comparaciones.

Sin embargo, el público conocimiento de dicha información es esencial para la calidad a nivel individual y colectivo. ¿Cómo pueden los usuarios del sistema educativo elegir el mejor servicio si le niegan información sobre la calidad de cada colegio? ¿Cómo puede el cuerpo directivo o docente mejorar la calidad de su establecimiento si no tiene información de su desempeño respecto a sus pares? Sin información es imposible administrar ya que –siguiendo una frase atribuida a Peter Drucker- lo que no se mide, no se obtiene.

En conclusión, creo que retribuir adecuadamente a los docentes es necesario pero no suficiente para asegurar la calidad de la educación. En mi criterio, mejorar la calidad de la educación en el país requiere definir unos pocos objetivos; modificar los procesos para incorporar nuevos métodos y tecnologías; y medir y difundir públicamente los resultados obtenidos a nivel de institución y docente individual.

***

(1) - Juan José Llach, La Educación en Peligro, Diario Los Andes, 17/03/2013
(2) - McKinsey Quarterly, May 2013, Ten IT-enabled business trends for the decade ahead.
(3) - Inversor Global, Newsletter 06.Ago.2013, Un maestro que gana US$ 4 millones al año, comenta el caso de un maestro de Corea del Sur que ideó un método de dar clases de inglés vía internet a US$ 4 por clase.
(4) - Un profesor en la Universidad nos entregó una lista de 130 preguntas y 15 casos el primer día de clases, diciéndonos que esas eran las preguntas del examen final. Ante nuestra sorpresa explicó que si sabíamos las repuestas a esas preguntas y casos, sabíamos la materia, y que para constatarlo en el examen final sólo nos haría tres preguntas y un caso a cada uno, los que indicaría el mismo día del examen refiriendo al número de cada una. Superada la sorpresa inicial, los resultados fueron sorprendentes.
(5) - http://diniece.me.gov.ar/
(6) - http://www.buenosaires.gob.ar/areas/educacion/calidadeducativa/

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