Hace poco tiempo llego a mis manos el libro Boys Adrift (Muchachos a la deriva) que presenta una investigación sobre las causas que generan falta de motivación y bajo rendimiento en los jóvenes en estos días. Este es el segundo libro en una serie de tres, donde Leonard Sax -médico estadounidense- estudia las diferencias de género (Why gender matters) y los problemas que hoy afectan a jóvenes varones (este libro) y mujeres (Girls over the edge). Sin perjuicio de las adaptaciones necesarias a nuestra realidad cultural, el autor sostiene que esta falta de motivación y rendimiento se debe a un conjunto de 5 causas:
(a) Cambios en la educación, especialmente en tres aspectos (i) se intenta enseñar las primeras letras y números en jardín de infantes, momento la mente de muchos niños aún no está desarrollada para ello. Esto genera frustraciones y muchas veces define su postura negativa hacia la escuela por el resto de su vida; (ii) preeminencia de la enseñanza mediante libros en lugar de experiencias. Hoy los chicos tienen mucha menor exposición a las experiencias fuera del aula que la que teníamos sus padres, y (iii) eliminación del formato competitivo, pasando de calificaciones numéricas a otras más difusas, lo que frustra el espíritu de superación.
(b) Videojuegos, que reemplazaron las actividades al aire libre, generan la cultura de la satisfacción inmediata (no sólo en la faceta psicológica, sino también en los procesos químicos en el cerebro) y reducen la tolerancia a las frustraciones que los niños tendrán que superar para crecer. Los juegos violentos también contribuyen a engendrar violencia, ya que enseñan a solucionar problemas “a los tiros”, subvirtiendo valores básicos que permiten vivir en sociedad.
(c) Abuso de diagnóstico y medicación contra ADHD (Attention deficit and hyperactivity disorder). Muchas veces esta situación es sugerida o diagnosticada por maestros que buscan o necesitan facilitar su trabajo en el aula. Los médicos lo confirman porque está de moda darle medicamentos a los chicos. Y los padres lo aceptan porque es una solución más fácil y rápida que tratar las causas. Sin embargo, estudios recientes sugieren que Rivotril y otros medicamentos para este síndrome afectan de modo permanente la porción del cerebro de la que surge la motivación, lo que genera personas desmotivadas cuando llegan a su juventud.
(d) Disruptores endocrinos en particular el ftalato liberado por envases de plástico al calentarse (especialmente botellas PET que quedaron al sol) que tienen una interacción química con las hormonas que afecta a los varones en medida muy superior a las mujeres.
(e) Pérdida de modelos positivos. La desintegración de la familia (no solo mayores divorcios, sino también menor interacción con generaciones anteriores) y pérdida de clubes donde se reunían varones de distintas generaciones, cortó el contacto entre los jóvenes y los adultos de quienes tomaban sus modelos. El rol masculino no es genético sino aprendido, y la única manera de aprender es ver modelos positivos a quienes copiar.
A ello me permito agregar las opiniones de dos profesionales locales, que pueden acortar la brecha cultural con nuestro país:
(f) Los jóvenes ven que los adultos de hoy no son felices, que han trabajado en exceso para conseguir un bienestar material que no los termina de satisfacer, lo que les hace cuestionar si realmente vale la pena el esfuerzo.
(g) Los jóvenes no tiene ‘hambre’, no necesitan o no quieren hacer el esfuerzo es porque sus padres ya les hemos dado todas las comodidades materiales y no encuentran razón para esforzarse por más.
* * *
No hay comentarios:
Publicar un comentario