Nuestros
hijos reciben su educación en el hogar (de su familia), en la escuela (de sus
docentes) y en la calle (de sus amigos) en una mezcla con distintas
proporciones. La escuela no les provee conocimientos sobre cómo ganar y
administrar dinero, por lo que ellos dependen de nuestra orientación para
adquirir conocimientos y hábitos adecuados respecto al manejo de sus finanzas
personales.
“Papá, comprame…” es una frase que todo
padre escucha con frecuencia. Y la respuesta que le demos generará hábitos de
consumo y ahorro que pueden acompañarlos toda la vida, y que tendrán una
influencia relevante en su felicidad. Entonces, ¿qué debemos enseñar a nuestros
hijos sobre el dinero?