Tiempo atrás ocurrió un incidente en una escuela donde
asisten amigos de mis hijos. En una reunión donde se explicaron los hechos a
los padres, los directivos sostuvieron que tendrían “tolerancia cero” con los
responsables. Eso fue objetado por algunos padres como comportamiento
“autoritario” por parte de la institución. Esa situación me llevó a reflexionar
sobre el tema.
La “tolerancia cero” fue un slogan político popularizado por
Rudolph Giuliani como intendente de Nueva York en los ’90, que refería a un
plan de acción para sancionar las pequeñas faltas, de modo de evitar que se
instale una sensación de impunidad que invite a cometer faltas cada vez más
graves. “Tolerancia cero” no significa ser excesivamente duro en la sanción con
los responsables (eso sería un abuso, y como tal, tampoco debe ser tolerado),
sino sancionar leve pero razonablemente cada pequeña falta para detener la
escalada de infracciones.
Este slogan “tolerancia cero” tiene sus raíces en un
experimento de psicología social realizado en 1969 en la Universidad de
Stanford, Estados Unidos, del cual surgió la “teoría de las ventanas rotas”. Es
interesante repasar esta teoría, que da fundamentos al plan de acción.